‘El rastro del Grial’, de Abraham García y Jaime Carañana

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Hay veces que la idea basta para que se lea un tebeo con agrado. En El rastro del Grial, Abraham García y Jaime Carañana cuentan dos historias, una protagonizada por Marc Lombard y otra por Marc Lombart, son abuelo y nieto, y ambos tienen un respeto por la historia. Una acontece en 1940 y la otra unas cuantas décadas más tarde. Y el objetivo es que en ambas se hable de la búsqueda del Santo Grial y de su presencia en España. Si hasta Indiana Jones ha buscado el Grial, poner sobre la pista a estos dos personajes en escenarios tan distintos como los que plantea García no tiene por qué sonar descabellado, y de hecho no lo hace. Con un indudable sentido clásico que Carañana ejecuta con sutiles e inteligentes diferencias entre los dos segmentos, El rastro del Grial conjuga un buen trabajo de documentación y un relato entretenido desde lo más básico, que no siente necesidad de apostar por algo rebuscado precisamente porque su apuesta es la de un relato accesible, con las explicaciones justas y con un mimo notable hacia los escenarios temporales y geográficos en los que tiene lugar el tebeo. Nazis, femme fatales, tiroteos, persecuciones y arqueología práctica, todo encaja bien en este cóctel que, de alguna manera, da la sensación de ser una puerta de entrada a un mundo que, si quieren los autores, podría expandirse mucho.
Se nota que esa idea de base, la del Grial y su presencia en España, es lo que motiva a García con más fuerza en su guion, entre otras cosas por su condición de historiador que incluye en su currículum, y esa pasión por la materia se traslada a las páginas, por la materia pero también por el escenario histórico de la primera mitad de El rastro del Grial y la geográfica de la segunda historiales, en ese sentido, una aventura completa que no cae en lo excesivamente erudito y se acomoda con mucha facilidad al componente lúdico que también tiene la historia. El escritor, de hecho, juega con algún tópico del género, más seguramente en la primera mitad, pero nada que despiste sobre la sobria ejecución que tiene el tebeo, en el que todos los elementos juegan el papel necesario, desde la situación de lucha contra el franquismo que se ve en la primera parte hasta el contexto gay que se cuela casi sin darnos cuenta y con naturalidad en la segunda. Le importa bastante a García que los dos personajes protagonistas despierten una conexión más allá del nombre y del parentesco, pero a la vez que sean la manera en la que se sientan las bases de cada una de las dos épocas del tebeo. Con sencillez, sin alardes ese objetivo se cubre con bastante facilidad, lo que deja mucho margen para disfrutar del misterio histórico que se nos plantea.
Hablábamos de El rastro del Grial como un tebeo de corte clásico, y buena parte de ese mérito, que lo es por su forma y por su fondo, se lo tenemos que atribuir a Carañana. Por momentos da la sensación de que estamos ante unas tiras de prensa noir de los años 40 o 50, especialmente en la primera mitad del tebeo, el que necesita una inmersión más profunda en el escenario, y es especialmente llamativo y atractivo el modo en el que, simplemente con un lenguaje corporal distinto en los personajes, el ilustrador nos hace que demos un salto muy natural entre las décadas que separan las dos mitades de la obra.  Si las ha dibujado de manera consecutiva, el mérito es doble, porque consigue dar la impresión de que estamos dentro del mismo tebeo pero claramente en dos escenarios diferenciados, y no solo por la concreción casi fotográfica de los monumentos y edificios más reconocibles que aparecen a lo largo de la historia. ¿Es demasiado descabellado en este punto decir que El rastro del Grial deja el aroma de que sus protagonistas, Lombard y Lombart, podrían protagonizar una serie más larga con sus aventuras? A esa pregunta solo pueden responder García y Carañana, pero sería gozoso que la respuesta por su parte fuera positiva, porque aquí tienen una muy buena base para seguir creciendo y para seguir entreteniéndonos.
El único contenido extra es un portafolio que detalla el recorrido del Grial que sirve de base al tebeo.
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