Quien conozca la novela de Miguel Mena ya sabrá por dónde van los tiros cómicos de Alerta Becquer, pero quien se acerque al cómic de Raúl Guíu y Juanfer Briones sin conocer la obra de referencia se va a llevar una buena y más que agradable sorpresa. A pesar de la inclusión en el título de tan distinguido poeta, lo que nos ocupa es un trepidante y muy divertido enredo en el que un joven no encuentra mejor manera para tratar de enamorar a su romántica novia que robando los huesos de Gustavo Adolfo Becquer porque, según ella, no están enterrados en el lugar que le hubiera gustado al escritor. Una chufla muy española, para qué negarlo y en la que es francamente fácil entrar, por esa trama principal y también por las dos secundarias, la de un veterano y despistado agente al que encargan el caso del robo de los restos de Becquer, y la de los responsables de un programa de televisión de temática esotérica que quieren aprovechar ese suceso. Eso sí, estos dos elementos están menos logrados que la historia central, por muchas risas que puedan ofrecer ambos y a pesar del papel que una de ellas juega en la resolución de la trama. Ese es quizá el debe más claro de un tebeo que supone un entretenimiento notable y que sabe respetar el material de referencia y montar una aventura simpática y de lectura muy agradable.
Ahí puede estar la clave del trabajo de Guíu, que entiende perfectamente el objetivo de lo que tiene entre manos. Lo mejor es lo bien que plasma la buddy movie que tiene entre manos con Eduardo y Oscar, los dos jóvenes que se lanzan a la insensata aventura que supone robar los huesos de Becquer… y tener que buscarlos de nuevo después de perderlos de vista, mientras tratan de engañar a Dafne, la novia de uno de ellos, para que no sospeche nada. La comedia manda, la confusión se apodera del relato de una manera cómica y lograda, y hay muchos elementos divertidos en este viaje. Casi da un poco de pena que las tres tramas ya mencionadas vayan por separado durante buena parte del tebeo, porque se pueden imaginar muchos escenarios en los que podrían haberse cruzado, pero cada una de ellas va dejando las risas que busca. Y hay mucho chiste puntual que Guíu integra muy bien en la historia, como ese momento en el que chocan, no podía ser menos en un relato de raíces tan sevillanas, hinchas de los dos equipos de fútbol de la ciudad hispalense, el Betis y el Sevilla. Qué diría Becquer si viera semejante embrollo es una incógnita, y tampoco vamos a presumir que él se reiría con la novela de Mena o con la adaptación al cómic, pero es divertido pensar que sí, que se prestaría a jugar en esta persecución con mucho ritmo y bastante ingenio.
También se puede suponer que le gustaría el dibujo de Briones, ilustrador que evoluciona de una manera notable con respecto a lo que vimos en Amantes (aquí, su reseña) y añade versatilidad a su trazo. Aquí es más caricaturesco que realista, se adapta al escenario cómico que busca la obra con mucha naturalidad y consigue que todos los personajes tengan el carisma necesario. Juega con arquetipos, más que con ninguno con el agente Ruiz, el más tópico de todos los protagonistas por su tendencia al chiste más o menos fácil, pero de todos los personajes saca justo lo que tienen que aportar al cómic. Sobre todo con la expresividad de todos ellos, lo que acompaña al gag de una manera muy natural y sin necesidad de tirar en demasía del recurso fácil de la exageración caricaturesca. Su dibujo ha ganado en detalle y Alerta Becquer lo agradece, porque hay una buena combinación de personajes y escenarios. La ruta que siguen los protagonistas, casi una road movie, ayuda además a que Briones pueda introducir elementos reales y realistas que aportan una cohesión más profunda al relato. Jo cambiará nuestras vidas, como seguramente sí pueden hacerlo las palabras escritas legadas por Becquer que de una manera tan divertida se nos anima a leer, pero el entretenimiento está más que asegurado con este tebeo.
El único contenido extra es un portafolio de ilustraciones.
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